El sábado no fue un día como cualquiera en Villa Mailín, desde temprano la sede de Los Sikuris que funciona en el barrio, empezó a vestirse de colores, ornamentaciones colgadas de lado a lado en el predio, una abacheta construida con piedras, un par de colas de zorro y la bandera wiphala para desenterrar al “Pujillay” el diablo de carnaval.

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Fue la tercera edición de la fiesta que organizan Los Sikuris, pero la primera en la sede. Y no solo eso sino que desde lo colectivo construyeron también el carnaval para el barrio, como en tiempos lejanos donde vecinos salían a celebrar la fiesta popular. Las ediciones anteriores se habían hecho en el barrio Obrero.

El carnaval abajeño, como lo llaman Los Sikuris cumple con rituales andinos. Al ritmo de la música, los asistentes le tiran harina, albahaca y serpentinas a la abacheta, desde la cual se libera el “diablo carnavalero”. Para ello cuentan con la danza y colorido de “la diablada”.

La fiesta reunió mucho público, hubo música, mucho baile y mucha harina para festejar.

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