Facultades de Ingeniería y Ciencias Sociales apuntan a generar un entorno seguro para estudiantes ciclistas y peatones.
Con el objetivo de analizar y rediseñar una de las zonas de Olavarría con mayor circulación de estudiantes de todos los niveles educativos en un espacio de pocas cuadras, las Facultades de Ingeniería y de Ciencias Sociales de la UNICEN trabajan en una propuesta de mejora.
Se trata de la zona ubicada en avenida Del Valle entre las calles Mendoza y Río Negro, donde se emplazan la Escuela Técnica N °2, la escuela Fray Mamerto Esquiú, el Jardín Maternal universitario Upa La Lá, y el campus de la universidad donde están las facultades mencionadas junto a la Escuela Nacional Adolfo Pérez Esquivel. El proyecto busca reducir la posibilidad de accidentes, a través de la democratización de quienes circulan, y promover una red de ciclovías urbana.
En el marco de este proyecto Mauro Ortega realizó el proyecto final de carrera para recibirse de Ingeniero Civil, donde apuntó a un calmado de tránsito y desplazamientos seguros, puntualmente en la zona escolar que abarca la Escuela Esquiú y la Técnica. Su trabajo busca la mejora y prioridad del desplazamiento de ciclistas y peatones que asisten a las instituciones educativas, y que son quienes se movilizan activamente. Es decir que se trasladan en movimiento, a diferencia del auto, por ejemplo, donde las personas se desplazan estando sentadas y quietas.
Aspectos a tener en cuenta
A partir del estudio -en 2019- del movimiento en el lugar y de encuentros con estudiantes y docentes de las escuelas, se detectaron varias problemáticas que deben atenderse. Principalmente, la alta velocidad de los vehículos que pasan por Del Valle entre La Pampa y Río Negro, a pesar de los reductores de velocidad. Al ser la avenida una vía que conecta directamente con la Autopista Fortabat y con la ruta provincial 51, los automóviles llegan a ese punto con velocidades mayores a las permitidas y “no desaceleran”, señaló el flamante ingeniero. “Ese problema aumenta por la cantidad de chicos que cruzan, y lo hacen imprudentemente. A veces cruzan de vereda varias veces en pocos minutos”, añadió.
La teoría del calmado de tránsito es, en el campo de la ingeniería civil, una línea de trabajo que consiste en la transformación física de espacios, para reducir la velocidad de los vehículos. Lo que hace, es “modificar el comportamiento de conductores a partir de su entorno, para que sea consciente y baje la velocidad”, explicó Mauro Ortega. “Una alternativa es achicar los espacios para que la persona sienta estrechez”, ejemplificó el graduado de la FIO. Por eso, una de las propuestas del diseño es instalar ciclovías de doble sentido en el espacio que hoy ocupa el carril próximo a la escuela técnica, y recuperar la bicisenda que en algún momento funcionó sobre la vereda de ese predio. “Cuando se le resta espacio a la persona que maneja, instintivamente disminuye la velocidad” indicó Ortega.
El ingeniero explicó que “acá se intenta que la gente reduzca la velocidad, no por un tope, porque muchas veces haciendo los aforos veíamos que pasan a gran velocidad”. Señaló que, en cuanto a la clasificación de vehículos que pasan por el lugar, en su mayoría son livianos. No obstante, la cantidad de vehículos pesados que transitan por ahí es bastante importante por ser zona escolar, y algunos estacionan sobre la avenida, restando visibilidad a quienes transitan en diversas modalidades. “La idea es que la persona que transite en la zona esté tranquila, que sepa que no la van a pasar por arriba”, destacó.
Para peatones, se proyectó un paso peatonal en una de las isletas que separan la avenida, acompañado por dársenas en las paradas del transporte público. En estos puntos se busca aumentar el espacio de vereda, primero para que las personas no crucen todo el ancho de la avenida, sino mucho menos, y también para priorizar estos espacios donde a veces el colectivo debe parar en doble fila por autos que ocupan la parada. También se contempló la instalación de arbustos en los boulevares, para desalentar el cruce en otros lugares que no sean los destinados para tal fin.
Del proyecto integral participaron docentes y estudiantes de las carreras de ingeniería civil, agrimensura, y comunicación social. “La colaboración con Sociales fue clave, aprendimos un montón de problemáticas que no teníamos en cuenta por la diferencia de enfoques”, contó Ortega. “Desde esa Facultad se contactaban con referentes de las instituciones educativas, hacían talleres con estudiantes que contaron también cómo sus propios padres hacían maniobras peligrosas para llevarlos a las escuelas”. En estos encuentros de hecho, surgió una observación sobre la circulación dentro de la Escuela Técnica, donde el ingreso y egreso de vehículos se hace por La Rioja. Se pensó un nuevo flujo de salida sobre la avenida: “Se analizó utilizar la vieja salida, pero se diseñó una nueva”, contó el ingeniero oriundo de Tandil.
Finalmente sostuvo que si bien el proyecto completo, del cual su trabajo final sólo aborda un segmento, contempla desde Río Negro a Mendoza, “si todo lo que diseñamos se pudiera hacer desde Circunvalación, los vehículos llegarían a las escuelas con otra velocidad. Si todo el proyecto se lleva adelante, sería ideal”, concluyó.