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Nota y fotos// Jorgelina Perez
“Y de la mano de Leo Messi toda la vuelta vamos a dar…”. Este 18 de diciembre se va a quedar grabado a fuego en los corazones de todxs lxs argentinxs, porque tuvieron que pasar 36 años para que la selección argentina masculina de fútbol pudiese tener en sus manos el trofeo más preciado, la copa del mundo. Y con el mejor de todos Leo Messi levantándola en el estadio Lusail tras ganarle a Francia en los penales luego del empate 3-3 en los 120 minutos.
Las plazas, calles y rincones del país se llenaron de festejos; Olavarría no fue la excepción. El Paseo Jesús Mendía, las calles céntricas se coparon de gente incluso antes de que se entregaran las medallas y la copa. Durante varias horas hubo cánticos, caravana, felicidad plena y palpable. Definitivamente postales inolvidables. Es que esta selección no sólo volvió a ilusionar al pueblo como dice la canción, sino que transformó esa esperanza, ese entusiasmo en alegría colectiva y no sólo en y para la final. El pase a octavos, a cuartos, a las semi de la copa del mundo fue todo fiesta celesta y blanca.
Ese #ElijoCreer que fue tendencia en las redes sociales fue un sentimiento colectivo. Hubo quienes apelaron a los resultados que se venían dando, otrxs a la fe en el equipo, a las estampitas con las caras de los futbolistas, otrxs a lo que llamaron “coincidencias con el mundial del ´86”, a “señales”, a las cadenas de buenas vibras, a las cábalas… a lo que fuese porque esta vez se tenía que dar. Y afortunadamente y tras un partidazo para el infarto el deseo se hizo realidad.
Ayer y en las instancias previas vivimos juego, música, arte, festejos de todas las formas, porque la felicidad genuina no viene con un mercantilizado manual de usuario. Lloramos, nos reímos, nos abrazamos con quien esté al lado, nos embanderamos, hacemos caravanas desde casa hasta el lugar de encuentro colectivo y llegamos como sea y sonreímos junto al que va a la par y si da entonamos un “muchachos ahora nos volvimos a ilusionar, quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial….”.
Esta generación entendió que para ganar se necesitan la suma de las partes, que el juego es colectivo y cada aporte suma, de esa manera los sueños se concretan. Entendió que los varones lloran, se abrazan, se contienen. Que de las derrotas hay que levantarse y ser más fuertes. Qué está bien incorporar a las familias y amigos a los festejos, porque son los que están en buenas y malas. Que siempre la salida es colectiva y que la alegría nos hace mejores.
Hoy todo es fiesta la selección es la campeona del mundial, disfrutamos y somos felices.