Días atrás en la sede del Colegio de Contadores Públicos de nuestra ciudad hubo un acontecimiento musical artístico de muy buena factura. El conjunto denominado Vientos de Olavarría –Claudia Cortés, Julieta Di Fede, Carlos Orlando, Mario Romano y Cristian Fabris- hizo la presentación de un programa de música basado en obras del compositor Oscar Alem, y en su homenaje, dada su excelente y prolongada trayectoria. El programa fue cuidadosamente planificado para su desarrollo tanto por el quinteto de vientos,organizador habitual de recitales en el mismo lugar, cuanto por un elenco de artistas invitados que contribuyeron para un espectáculo de jerarquía que el público apreció muy de inmediato.
Un total de 20 números completó el programa que fue desarrollándose entre la participación del quinteto más un Eduardo Correa que desde el piano operó en todos esos tramos con su maestría conocida, y un reparto de solistas de cada uno de los instrumentos del conjunto Vientos, además de la lucida actuación de Nerina Galeano y Esteban Salguero que bailaron piezas del mismo repertorio de Alem. Pero no podía faltar el canto en esa tenida de temas nuestros, y estuvo a cargo de Valeria Bayala dejar oír su voz y entonación en las canciones que regaló a un público que siguió atento todo el desarrollo. Como en ese programa se incluyeron pasajes de la composición La Pampa Verde, de Alem y Hamlet Lima Quintana, un par de poemas de este poeta fueron volcadas para los asistentes por Claudia Cortés. En síntesis, todo un redondeo de actuaciones artísticas de impecable presentación y desarrollo en la hora y media que llevó el espectáculo, que logró un aplauso espontáneo y estentóreo de una concurrencia que exteriorizó la satisfacción por lo vivido.
Mientras todo se iba cumpliendo de acuerdo con lo organizado, un artista plástico trabajaba en amplio soporte sobre el cual fue plasmando, primero un retrato de Oscar Alem que causó asombro por el parecido logrado, a lo que se fue añadiendo un grupo de caballos en distintas posiciones logradas con mucho tino y buen gusto. Esa tarea estuvo a cargo del joven Alfredo Puertas. Vale decir, entonces, que fue un homenaje a un triunfador en su profesión de músico y compositor, pensado para unir las distintas facetas que trasuntan las creaciones musicales, coreografías, vocalizaciones, instrumentaciones y plástica, algo poco o nada convencional en esta clase de espectáculos que, en esta oportunidad, hicieron un todo artístico de gran categoría.